Los garbanzos son unas de las legumbres más lentas de remojar y cocinar que encuentro.
Depende de lo que les pase después y de la edad que tengan en cuanto al proceso requerido. Si los necesita en un estado enlatado, entonces sugeriría un largo remojo, 24 horas no es irrazonable y creo que al menos una hora y media de cocción. Los remojos más largos reducen el tiempo de cocción hasta que se ablanden, si sólo los remojas por unas pocas horas necesitarán mucho más tiempo de cocción.
Un problema es que tienden a partirse si se cocinan demasiado, así que puede valer la pena probar algunos hacia el final del tiempo de cocción, por lo menos en los dedos para la textura.
Ciertos platos como el falafel que he visto piden garbanzos ligeramente poco cocidos, pero generalmente se quiere que mantengan su forma y proporcionen una ligera resistencia, no que sean blandos.
Algunas personas abogan por añadir bicarbonato de sodio al agua de remojo, ya que esto acelera el proceso. Lo hace, se puede conseguir con 12 horas, pero les imparte una amargura que creo que vale la pena evitar con un remojo más largo.
En cuanto a la sal, hay muchas escuelas de pensamiento sobre esto, la mayoría de la gente aboga por añadir sal justo al final para evitar una dureza excesiva. Eso está muy bien, pero entonces no se benefician tanto de ello. Yo sugeriría un medio feliz, a mitad de la cocción tal vez. Como digo, depende de lo que se haga con ellos, a veces un grano más firme es deseable con platos de garbanzos.
Dicho esto, los garbanzos son uno de los granos que casi siempre compro en lata, aunque vale la pena probar diferentes marcas para encontrar uno bueno.