Como de costumbre, sugeriré la experimentación.
A veces hago pan, lo amaso, lo formo, lo pongo en una sartén, lo dejo subir una vez y lo horneo. Es conveniente. Es pan, y normalmente es un pan bastante decente.
Otras veces me levanto y golpeo hacia abajo, reamasamo un poco 1, 2 o incluso 3 veces.
Otros días hago un lío húmedo y descuidado que no puedo amasar y lo vierto en la sartén.
Es todo pan. Algunos no son tan diferentes como se podría esperar; otros sí.
Para un experimento “más controlado de lo que suele ser el caso”, hacer masa para soportar 2-3 panes y:
- poner uno en la sartén directamente
- levantar el resto, perforar (si has hecho suficiente para 3, dividir de nuevo) y poner en la sartén
- dar al tercero otra subida antes de amasarlo.
Un poco ineficiente en cuanto a tiempo y combustible para el horno, pero te permite ver las diferencias que hay (y no hay) a partir de exactamente la misma masa.